ZALDĀNA: el encuentro del rock con el budismo

Por, Olugna, Rugidos Residentes.

(Bogotá D.C., Colombia)

Por, Olugna

Las memorias de aquella época fueron organizadas por la historia –gracias a Dionisio– en una cronología inversa; la vida, para sus habitantes, avanzaba conforme su existencia se acercaba al nacimiento de Cristo. Es fácil suponer que la imagen que se hacían del mundo que los rodeaba era muy distante a ese retrato de la sociedad actual que se ha desangrando en medio de las ráfagas y que aprendió a desgastarse tratando de buscar la felicidad que supuestamente se esconde detrás de un baúl de monedas.

Nació en el siglo IV[i] antes de Cristo, su nombre ha resistido el paso del tiempo y ha sido ajeno a los límites impuestos por las culturas; sus enseñanzas, reducidas por algunos a un concepto religioso, forman parte de una comprensión diferente del mundo, una que no busca la felicidad afuera, sino que invita a descifrarla en el interior de cada quien; su vida, para quienes se han acercado a él, ha sido motivo de ejemplo. Pertenecía al clan Shakya, nació en la ciudad nepalesa de Lumbini y hoy es recordado como el Buda histórico: Siddhārtha Gautama.

Descrito históricamente como un príncipe que prefirió errar por la vida y desprenderse de los lujos que le proporcionaba su posición social, Siddhārtha, con un pensamiento –para muchos– complejo de digerir, interpretar y conceptualizar, sentaría los cimientos de una cosmovisión que comprendía la espiritualidad como un universo infinito que excede los límites impuestos por el mundo físico. Su legado, estudiado desde diversas disciplinas y corrientes filosóficas, ha permeado tiempos, culturas y territorios.

La liberación del sufrimiento que propone el budismo encuentra en ZALDĀNA, agrupación conformada en 2020 que define su propuesta como rock positivo, un punto en el que las enseñanzas de Siddhārtha cruzan su camino con las influencias del grunge, el post-hardcore y el punk melódico.

―El término DĀNA significa generosidad, entendida como la capacidad de compartir algo que se tiene por el bienestar de los demás―. Explica José Luis Saldaña, fundador de la agrupación.

ZALDĀNA, además del concepto que busca desarrollar en su propuesta, significó el regreso de José Luis al rock n’ roll, sendero del cual se había retirado en 2013 cuando Psychoblast  –segundo proyecto en que el participaba– se disolviera por diversos factores.

―Inicialmente la desmotivación por la separación de la última banda, porque estaba realmente enganchado con el proyecto; también problemas financieros y finalmente la vida de familia―, agrega José.

Aunque el músico permaneció alejado de la música –pasión que heredó de su familia materna y que aprendió de forma empírica–, encontraría en el budismo un impulso para regresar. El rock, fiel a sus adeptos, siete años después aún aguardaba por él.

―Fue de gran ayuda para reconectarme con mi interior y de alguna manera me impulsó a hacer música de nuevo―, señala.

En 2021, ZALDĀNA daría a conocer el EP Hasta el Borde del Alma, trabajo compuesto por cinco canciones, con el cual debutaría en la escena musical colombiana. En febrero pasado, presentaría su primera placa discográfica, bautizada bajo el nombre de Deja Ir.https://www.youtube.com/embed/WAwyyoCrPWU?feature=oembed

―Quisimos entregar un trabajo que fuese accesible para muchos oídos, pero conservando el carácter de rock alternativo y manteniendo una unidad entre las canciones.

Compuesto por 13 canciones, Dejar Ir se conecta directamente con el budismo a través de dos conceptos: la transitoriedad y el apego hacia lo material e inmaterial, entendidos como causa del sufrimiento del ser humano.

―Debemos aceptar que todas las cosas cumplen un ciclo. Surgen, fluyen, mueren o desaparecen e inician un nuevo ciclo en otra forma, y así sucesivamente. Aplica para todo lo existente.

Sin ser un trabajo conceptual y sus canciones no se conecten entre sí, en Dejar Ir, como lo afirma José: «existe un hilo conductor que busca llevar al oyente a recorrer diferentes estados mentales y generar una expectativa con respecto a la canción que sigue».

Recorrer cada una de las canciones de Dejar Ir, significa abrir los oídos durante 48 minutos a una propuesta que experimenta con los sonidos propios del rock, que se traslada por momentos a los sonidos del género en los noventa, que se mezcla –en algunos tramos del recorrido– con instrumentos tibetanos, mantras y letras inspiradas en comportamientos y emociones innatas al ser humano.https://www.youtube.com/embed/haFtPHMAD1k?feature=oembed

Namo Amituuofo, primera canción de la producción musical, puede interpretarse como una bendición que la tradición budista define también como un saludo. Metta, séptima pieza del álbum, instrumental en su totalidad, hace referencia directa al discurso del amor incondicional pronunciado por Buda y expandido a través de diferentes monjes budistas alrededor del mundo. Outro, última composición, rompe la dinámica de los 12 temas anteriores, al involucrar al artista rapero Jota Te.

―Mantiene la esencia en la letra. El estilo de esta canción está inspirado en una banda de hardcore melódico llamada Shelter.

Dejar Ir, canción homónima a la producción, es una balada acústica que invita al desapego material; Existencialista, toma como base las influencias del punk y cuestiona el pensamiento humano y el orden impuesto por la sociedad; mientras que Ángel, por su parte, narra la historia de un vendedor informal, para sorprender en los últimos segundos con una voz infantil que lo tiñe de nostalgia.https://www.youtube-nocookie.com/embed/lNJnKfBstcQ

El budismo y el rock son atravesados por el concepto que desarrolla ZALDĀNA a través de una propuesta que recoge la madurez de los diferentes músicos que han intervenido en el proyecto y que comprueba que más allá de los límites que impone el mundo físico, se extiende un universo intangible en el que quizás se esconde la felicidad.

Ver entrevista completa: https://rugidosdisidentes.co/zaldana-el-encuentro-del-rock-con-el-budismo/

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